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Película de 1988 del director John Carpenter basada en un relato de Ray Nelson llamado las ocho de la mañana.
Es una historia repleta de símbolos, diálogos y palabras clave que el espectador si está despierto y no dormido deberá ir desentrañando a medida que va viendo la película.
Dos obreros uno de raza blanca John (Roddy Piper) y otro de raza negra Frank (Keith David), viven casi en la extrema indigencia bajo un estado policial opresor. En momentos estos dos personajes protagonistas tendrán diálogos muy críticos con el sistema, incluso hay un grupo de personas a modo de la quinta columna, organizados clandestinamente intentado informar a la población de un enemigo que esta infiltrado en la sociedad. En una revuelta policial, uno de ellos descubre una caja llena de gafas de sol que al ponérselas ve otra realidad. Una realidad que está escondida detrás de la aparente. En los carteles de la calle ya no hay anuncios sino palabras como obedece o mira la T.V. En el dinero aparece la frase, este es tu Dios. A su vez, descubre que entre la población también hay seres que no son humanos. Al final de todo, se darán cuenta de que están dentro de un juego llamado capitalismo-consumismo.
Es una película muy entretenida, con un tempo medio, donde cabe resaltar una escena muy reveladora de los dos personajes protagonistas que pelean. Uno insta al otro a ponerse las gafas y hacerle ver la “realidad”, el otro se niega. Podría muy bien representar a la sociedad dividida, en este caso a los dos obreros.
cabe elogiar el ingenio de Carpenter al conceptuar la película como si el espectador estuviera viendo un comic. Con diálogos de comic, escenas tipo comic e incluso paisajes tipo comic, todo esto sostenido con una banda sonora que va desde una música sureña que sugiere cierta comodidad y normalidad de la realidad, intercalada en otros momentos con redobles de tambor muy a modo de revolución o de guerra. Estas características en la música marcaran muy bien la trama de la película. También será la primera vez que se vea un dron en la ciudad, años antes de que estos existieran como tal.
Es una gran película muy adelantada a su tiempo con una historia que engancha desde el principio por parecerse tan descaradamente a los tiempos que estamos viviendo.
Lo mejor de la película será el magnífico final.
Están vivos” te invita a cuestionarte y a pensar lo que hace años atrás, quizás, nos pasaba desapercibido. Ni siquiera suponíamos, que podría haber una parte escondida dentro del sistema que se supone nos suministra y nos protege, urdiendo planes paralelos a la sociedad. Por eso, están vivos, está más viva que nunca.