Inicio Noticias Esmeralda Almendro, Poeta Maldita

Esmeralda Almendro, Poeta Maldita

por D. VillaNueva
60 ver

Finalizo unas de las décadas con mayor controversia en la historia de España, donde vivimos sin precedentes la libertad de la sociedad española y por lo tanto el envenenamiento de la juventud por parte del propio estado. Una juventud perdida a la que habían robado la espiritualidad y donde muchos de ellos la habían querido encontrar absurdamente en el fondo de la cuchara, llena de cítrico y heroína. Droga por aquel entonces desconocida y que el estado se encargaba de proveer sobre todo en los ambientes más punk de la época, donde muchos jóvenes cuestionadores del sistema se reunían.

Me estoy refiriendo a la década de los años ochenta, una década que debería haber sido un NOW FUTURE en lugar de un No FUTURE. Una etapa oscura y en algunos casos ocultista, convirtiendola en una época muy interesante. En aquel panorama pudimos encontrar una generación de poetas malditos al estilo de Stéphane Mallarmé, Antonín Artaud o el autóctono Leopoldo María Panero. Por eso, hoy hablare de esa poeta que supo retratar como pocos, el sórdido panorama que habitaba en el fondo de las mentes y corazones de muchos de aquellos jóvenes. La controvertida Esmeralda Almendro.

Ya en su primer poemario refleja a la perfección la desesperación de una juventud que luchaba por sobresalir, sobreviviendo a un capitalismo por entonces muy agresivo. En una España llena de solares, jeringuillas, cine kinki, delincuencia, pobreza y explotación. Una España moldeada por el régimen y después por su peón el señor Isidoro (conocido por todos como Felipe González) que nos quiso alimentar de una teta de vaca ficticia donde el reparto nunca fue proporcional.

El primer poemario de Esmeralda titulado “Heroína” de 1982 con 20 singulares poemas y con títulos tan particulares y esclarecedores como “la virgen ha muerto y el padre es un borracho» O “Si España tiene hambre que le den Borbón”

Almendro tratara temas como el prototipo femenino desde la visión de un patriarcado facha y la imagen de la mujer en papeles de monja, de madre, de prostituta y de sirvienta:
«Mi vagina es ahora estigma. No quiero ser porque estoy aburrida/ escupo a la espiga que hace el pan que tu devoras/mi útero debe albergar un bebe, sino no es/ mi casa debe de tener un varón, pero yo arranco los cuadros.»
Más tarde en 1983 aparece otro poemario llamado “Lucernarias en un cielo oscuro”
Aquí el funcionamiento del sistema es una y otra vez atacado y cuestionado. Ya con muchas amistades enganchadas y otras ya desaparecidas, Esmeralda refleja en su escritura el verdadero hastío de aquella juventud cegada por la droga. Con títulos como “metadona es mi mejor aliada” o “mi amigo Jimmy no despierta”, denuncia en forma de sátira a una sociedad enferma y enclenque que se ha cobrado la vida de demasiados jóvenes, señalando a la autoridad de la época como causante de aquel desastre. También Almendro vuelve a cuestionar los roles de género y el encasillamiento patrio llamado encubiertamente tradición popular:
“Ensucia la feminidad y arrastra mi buen nombre por los suelos, pero recuerda, no podrás arrebatarme la esencia”
«Piel de toro y sangre de toro/ me pinto mi cara como una siux con mi propio flujo de sangre/está es la venganza de una España empañada, apuñalada en silencio/ He descendido y he comprendido que todo esto que nos ciega es un artificio/ las bacanales romanas se llaman ahora España/ un país vendido, el patio de recreo se llama patrio y el prostíbulo es vestíbulo.»
La poesía de esmeralda no solo intenta sacar a la luz lo que hay que sanar desvelando secretos, sino hacer sentir mal a las conciencias, que hacen que nada se cuestione y todo descanse en una aparente normalidad, poniendo al público entre una espada y una pared.
En su destacado poemario titulado “El dedo quemado de Dios” de 1987 acata temas Como la religión y la doble moral de los adeptos, el consumismo, las luchas de clases y el tabú de la sexualidad. Títulos como “España es una palangana donde todos vomitamos” o frases tan contundentes como “aún veo a esos nazarenos cargando con el cadáver de un revolucionario” Almendro se convierte para algunos en la poeta más odiada y menos comprendida de la época.
Ya a estas alturas, la ya catalogada poeta maldita, en una entrevista llega a afirmar: “No creo en España, me aburre su fiesta nacional y esa cultura mezclada con lo de pueblo y lo moderno. Parece que se nos ha abandonado a mitad del camino. Solo aquellos que bajan a lo hondo de la locura sacan irremediablemente una respuesta en forma de lucidez”

Después de todo, la poesía acida de Esmeralda quedara en nuestro recuerdo como aquella poesía que denuncio lo más incuestionable y de lo que pocos querían hacerse cargo, en una época verdaderamente relevante en este país. Ya en la década de los 90, Esmeralda da un giro a su poesía y ya no le interesa hablar más de lo que quema a la sociedad, sino que en un acto de introspección, trata temas trascendentales que van más allá de lo cotidiano y del bien y del mal. Sus temas recurrentes son la disolución del ego, los limites mentales y el viaje mental hacia el pasado, para sanar un presente. En una pequeña entrevista que la hicieron para «Diario 44», afirmó que viajar a la india, hizo que se interesase en buscar en la historia antigua, otras formas de pensamiento y de entenderse sobre todo a uno mismo.

No obstante, Esmeralda Almendro siempre nos dejara pensativos e inmersos en su universo tan particular, que tanto para bien como para mal, nos lleva de la mano por un recorrido llamado existencia, lleno de vida.

También te puede interesar

logo rayo

©2021 – Todos los derechos Reservados. Política de PrivacidadTérminos y Condiciones.

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Aceptar Lee más

Política de privacidad y cookies