Finalizo unas de las décadas con mayor controversia en la historia de España, donde vivimos sin precedentes la libertad de la sociedad española y por lo tanto el envenenamiento de la juventud por parte del propio estado. Una juventud perdida a la que habían robado la espiritualidad y donde muchos de ellos la habían querido encontrar absurdamente en el fondo de la cuchara, llena de cítrico y heroína. Droga por aquel entonces desconocida y que el estado se encargaba de proveer sobre todo en los ambientes más punk de la época, donde muchos jóvenes cuestionadores del sistema se reunían.
Me estoy refiriendo a la década de los años ochenta, una década que debería haber sido un NOW FUTURE en lugar de un No FUTURE. Una etapa oscura y en algunos casos ocultista, convirtiendola en una época muy interesante. En aquel panorama pudimos encontrar una generación de poetas malditos al estilo de Stéphane Mallarmé, Antonín Artaud o el autóctono Leopoldo María Panero. Por eso, hoy hablare de esa poeta que supo retratar como pocos, el sórdido panorama que habitaba en el fondo de las mentes y corazones de muchos de aquellos jóvenes. La controvertida Esmeralda Almendro.
El primer poemario de Esmeralda titulado “Heroína” de 1982 con 20 singulares poemas y con títulos tan particulares y esclarecedores como “la virgen ha muerto y el padre es un borracho» O “Si España tiene hambre que le den Borbón”
Después de todo, la poesía acida de Esmeralda quedara en nuestro recuerdo como aquella poesía que denuncio lo más incuestionable y de lo que pocos querían hacerse cargo, en una época verdaderamente relevante en este país. Ya en la década de los 90, Esmeralda da un giro a su poesía y ya no le interesa hablar más de lo que quema a la sociedad, sino que en un acto de introspección, trata temas trascendentales que van más allá de lo cotidiano y del bien y del mal. Sus temas recurrentes son la disolución del ego, los limites mentales y el viaje mental hacia el pasado, para sanar un presente. En una pequeña entrevista que la hicieron para «Diario 44», afirmó que viajar a la india, hizo que se interesase en buscar en la historia antigua, otras formas de pensamiento y de entenderse sobre todo a uno mismo.
No obstante, Esmeralda Almendro siempre nos dejara pensativos e inmersos en su universo tan particular, que tanto para bien como para mal, nos lleva de la mano por un recorrido llamado existencia, lleno de vida.